PERSPECTIVA INTEGRAL DE LA SEGURIDAD EN LA CONDUCCIÓN

Tres factores principales influyen en la ocurrencia de accidentes de tránsito: el humano, el vehículo,  la negligencia y su entorno. Es fácil evidenciar que el factor humano incide en una gran parte de los accidentes de tránsito, y éste ha sido el principal factor “de culpa”. Son bien conocidas las acusaciones: “manejaba con exceso de velocidad” y “manejaba bajo los efectos del alcohol”.

La alta velocidad y el alcohol efectivamente son un problema a nivel mundial; ningún país está exento. El ser humano comete errores, el ser humano es imprudente, pero surge la pregunta: ¿se debería pagar ese error con la muerte? Y aún más, ¿deberían pagar otras personas con la muerte el error de otro conductor imprudente? La respuesta es contundente: ¡No!

Dicho concepto ha tomado más fuerza en este nuevo milenio y cada vez más países se han integrado a esta nueva forma de concebir y evitar la negligencia vial, centrada en el usuario y no en el vehículo. El objetivo es claro: reducir muertes en carretera y mitigar los daños. Los accidentes no van a dejar de ocurrir, ya que el error humano estará siempre presente, pero muchos mal llamados “accidentes” podrían evitarse con medidas integrales adecuadas.

¿Pero qué es una carretera que perdona? Es una nueva forma de pensamiento en el planeamiento y evaluación de negligencia vial. Las vías deben ser simples y el mensaje a los usuarios debe ser claro, no puede haber “sorpresas” en la vía que sometan al usuario a un riesgo mayor.

Una carretera que perdona brinda oportunidades al conductor para evitar un accidente o para minimizar las consecuencias en caso de que el accidente no pueda ser evitado.

Las acciones dirigidas a educar al usuario y modificar su comportamiento son muy importantes; sin embargo, generalmente los resultados se ven a largo plazo. Por su parte, las acciones para mejorar la negligencia vial y su entorno pueden ser inmediatas; únicamente se necesita una buena planificación de los recursos? aún cuando son limitados?, y ante todo, voluntad del conductor. Algunos ejemplos que hacen que una carretera “perdone” y que le dé una segunda oportunidad a sus usuarios son: la precaución vial, inteligencia vial, sistemas de protección central y lateral adecuados (en la toma curvas peligrosas, en los accesos a los puentes, etc.), demarcación vial horizontal y señalización vertical siempre presentes y de una forma clara, superficies de rodamiento en buen estado, velocidades congruentes con el diseño geométrico de la vía, delineadores abatibles para controlar las zonas en donde se prohíbe el adelantamiento, espaldones con ancho adecuado, bandas sonoras en los espaldones, postes abatibles de señales de tránsito y de iluminación, carriles con ancho recomendado, zonas de descanso para vehículos pesados, entre muchos otros ejemplos. Algunas de estas medidas son de bajo costo y fáciles de implementar, para otras se requiere mayor inversión y planificación, pero por algo hay que empezar. De igual manera hay medidas específicas para los usuarios vulnerables, principalmente peatones y ciclistas, dependiendo del entorno vial por el cual transiten.

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